lunes, enero 28

Aunque no sepas que existo, siempre te he querido

1.- Visité el mar. Debía llegar a las 2.00 pero llegué a la 1.00 y no había nadie. Bajé al paseo. Casi nada había cambiado, las casas siguen enroscadas y asomadas a la arena y con una escalerita bajan. En el paseo iba gente corriendo, con chándal. Me sentí raro en la arena con zapatos y gabardina. Un chico se acercó. "¿estás triste?", no contesté, simplemente seguí andando pero esa pregunta me persigue.

2.- No duermo bien. El abismo se hace más grande aunque nadie tiene en cuenta mi personalidad y que la amistad pone grapas a todo. NO voy a permitir que se marche.

3.- La locura se confunde con el amor. En una hora leí uno de los mejores libros de mi vida. Carta de una desconocida. Tiene 66 páginas que te dan un vuelco al estómago. Eso y una bufanda es lo que me llevé del mediterráneo.
... Y Hasta aquí puedo leer

3 comentarios:

grelinno dijo...

1.- Me gustan esas casa que imagino, enroscadas y asomadas a la arena, con escaleritas que las acercan al mar. La tristeza, a veces, es un derecho y una necesidad... el resto delas veces -casi siempre- una putada.

2.- Amistad y agua de mar para las heridas, una pone grapas y la otra cicatriza.

3. Es curioso, a veces los libros más cortos, aquellos que menos has tardado en leer son los que más te mueven por dentro. Yo aún tengo dentro aquel Los amantes tristes. Me anoto éste.

... tarjetita por aquí

Lau dijo...

1.¿Y estabas triste? A ver si al final van a tener razón Pedro Páramo y Nico con eso de que al lugar donde has sido feliz no deberías tratar de volver. Me encantaría pisar la arena del mediterráneo. Con chanclas, con zapatos, con deportivas o con botas de agua, pero pisarla.
2. Vaya par de amigos estamos hechos, Joao. Al menos los dos sabemos que no les dejaremos marchar.
3. Pues yo tengo 600 para leer sobre la historia de las realciones Internacionales.¿Me corto las venas?
Oto más para las tareas pendientes.
¡Ah! Y como libro corto: Primavera con una esquina rota, de Benedetti.

Lidia dijo...

Qué bonito suena. A mí el Mediterráneo nunca me vio triste.