Faltan cinco días

1.- Miguelito lo tuvo todo y más que eso, dos ojos de agua. Es un rescoldo del final de los 90 y montaba las mejores fiestas. Por su cama ha pasado medio madrid porque siempre le ha dado igual con quien follaba. "Lo importante es que llego a un sitio, miro a alguien y tengo el poder", me decía. Era verdad. Se crió en el barrio de la Moraleja y tenía esa lijereza en los hombros que sólo los ricos pueden tener. Fue un gran amigo y un tío muy guapo. Le volví a ver. La droga se lo ha cargado todo. La droga y los secretos y el querer morirse joven. Ni me conoció.

2.- Me apunto a la colorterapia. Cuando viene el calor compro los geles de baño que hace ágatha. La gente que trabaja en EL MUNDO suele hacer la pelota llevando cosas de ágatha, pero yo lo disfruto en la intimidad. Para que luego digan.

3.- Discutieron delante de mi. Yo no sabía qué decir ya que me pareció una bronca tan abusrda, tan llena de malvas y amarillos de ginebra. Son dos grandes, dos cracks, después de tantos años de amistad, acaban discutiendo. Yo en medio. Me costó, pero acabamos los tres abrazados, como un nudo. Miré al fondo y amanecía... La última en mi casa, les dije.
... Y hasta aquí puedo leer